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La consejería cristiana en tiempos de cuarentena.

«Intervención en crisis»

Por: Sonnia Marulla

INTRODUCCIÓN

En estos tiempos tan particulares que nos toca vivir en cada uno de nuestros países, es muy importante todo tipo de ayuda espiritual para fortalecer la vida de la iglesia y de las personas en general.

  • Cultos virtuales por Facebook Live
  • Reuniones de trabajo vía Zoom
  • Grupos de WhatsApp
  • Capacitación a través de diversas plataformas digitales
  • Y mucho más…

Este tiempo de pandemia, nos obliga a desaprender para aprender nuevas maneras de hacer la misión y desarrollar un servicio de amor.

La consejería, particularmente la intervención en crisis, la haremos por diferentes medios. Cuando la tecnología lo permite, puede ser por video llamadas de WhatsApp, vía Zoom, Messenger, etc. En mi caso particular, siento que estoy más cerca de la persona cuando me comunico por teléfono, y a la vez, percibo que la persona se siente más liberada y desinhíbida para expresarse.

Uno de los recursos espirituales en este tiempo de crisis, es llegar a personas que se encuentran en soledad, angustia, temor, crisis en el matrimonio, en la familia, economías quebradas, incertidumbre, pérdidas de seres queridos, falta de sentido, sensación de vacío, crisis de identidad, abandono, enfermedades de todo tipo, etc.

Nadie nace y sueña con una vida llena de sufrimientos y pesares.

Por muchos años, junto con mi esposo hemos pastoreado, atendido y escuchado a un sinfín de personas en el ámbito de la iglesia y fuera de ella.

Hemos ministrando a cientos de personas viendo la intervención sobrenatural de Dios y al presente lo seguimos haciendo.

Algunos ejemplos dolorosos en los que nos ha tocado ministrar

Mujeres que fueron abusadas de niñas y esto dañó seriamente la estima, el matrimonio y la capacidad de sobreponerse en la vida.
Jóvenes atados por drogas, vicios, enfermedades mentales y emocionales, y trastornos de identidad. Algunos de ellos sufrieron abusos de todo tipo en la infancia, niños y niñas, que fueron abusados por su padre, su madre o un familiar cercano.
Matrimonios quebrados, debido a la violencia, la infidelidad, falta de valoración e indiferencia.
Familias desmembradas, debido al abandono, la ausencia, la violencia y la incomprensión.

En todas estas situaciones que se nos presentaron, fue clave la empatía, el amor sincero, garantizar la confianza, sumado a una clara intención de acompañar y ayudar.

Nos dimos cuenta en el paso de los años, que las personas, cualquiera sea la edad, necesitan alguien que las escuche con un corazón compasivo y con respeto, alguien que está sintiendo el dolor que sienten. De esa manera las personas se sienten valoradas y comienzan a transitar un proceso por el cual van recuperando dignidad y el amor propio que habían perdido.

Las personas al ser escuchadas de manera empática, sienten que gran parte de la carga se les alivia, y todavía quienes aconsejamos, no hemos abierto la boca para emitir un consejo o una respuesta.

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Debido a la importancia de este ministerio de intervención en crisis, quiero compartir algunas ideas y recursos que podemos brindar desde nuestras casas en este tiempo de cuarentena. La atención personalizada tiene un valor único. Las personas nunca se olvidan de esta experiencia y sienten el amor de Dios expresado a través nuestro.

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EL ACONSEJAMIENTO Y LA INTERVENCIÓN EN LA CRISIS

No es la idea dar definiciones en este escrito, ni desarrollar un documento, ya que quienes participan son personas que están en forma parcial o total en el ministerio.

Cada una de nosotras cuenta con cierto conocimiento fruto de la experiencia ministerial, más lo que hemos estudiado sobre consejería. A la vez, se puede acceder a mucha información a través de Internet, donde encontraremos recursos muy valiosos en cuanto a técnicas de consejería y de intervención en crisis; recursos de todo tipo, donde solo habrá que saber seleccionar la fuente, para que nuestros contenidos sean basados en la Palabra de Dios.

Con relación a la intervención en crisis, solo decir que la crisis es un punto crucial en la vida que no ha podido ser evitado, y que todas enfrentamos en mayor o menor medida. Un tiempo de amenaza ante un peligro, lo que produce una sobrecarga emocional.

Así como destacamos la palabra peligro, debemos destacar en la crisis, la palabra oportunidad. La crisis representa una oportunidad para cambiar, para crecer, para recibir la ayuda especial que proviene de Dios. Cuando la persona se deja ayudar, entonces comienza a moverse en una dirección de esperanza, en la que alcanzará salud emocional y espiritual.

Les voy a compartir una idea sencilla que nos puede servir de recurso para ayudar a las personas cualquiera sea la situación de crisis que puedan estar atravesando.

  1. ACOMPAÑAR A LA PERSONA DURANTE TODO EL PROCESO DE ASISTENCIA ESPIRITUAL
  2. SABER QUE ENFRENTA LUCHAS Y PESARES EN SU VIDA
  3. AYUDAR A LA PERSONA A QUE PUEDA ESCOGER EL MEJOR CAMINO
  4. AL MOMENTO DE ACONSEJAR, HACERLO A LA LUZ DE LA PALABRA DE DIOS Y APLICARLA DE MANERA EFICAZ

DESARROLLO

  1. ACOMPAÑAR A LA PERSONA DURANTE TODO EL PROCESO DE ASISTENCIA ESPIRITUAL

“Te suplico que le muestres bondad a mi hijo Onésimo. Me convertí en su padre en la fe mientras yo estaba aquí, en la cárcel” (Flm. 1:10)

No se trata de cualquier acompañamiento, sino donde ambas partes saben el motivo de la relación: hay una necesidad que tiene una persona o más personas, y la otra persona está en el rol de ayudar, orientar y aconsejar.

Es un tiempo limitado y debe generarse un alto nivel de confianza. Se debe garantizar confidencialidad, dependiendo de unas pocas excepciones en las que no debemos guardar el secreto.
Tiene que generarse un ambiente en que la persona en crisis pueda expresarse con total libertad.

Para que en el proceso de aconsejar ambas partes puedan caminar juntas, tiene que haber capacidad de comunicarse, para alcanzar comprensión y que la relación sea sanadora.
Sostener, guiar, acompañar, nutrir, a veces estar en silencio y permitirse llorar con la persona. Es decir, estar presente en el recorrido de esta experiencia liberadora y de sanidad.
Caminar junto a la persona, también es lograr tener momentos de oración. Esta oración puede darse en diferentes espacios del diálogo, según el tenor de la charla, o bien al finalizar cada encuentro, ya que la oración invita a la presencia de Dios.

  1. SABER QUE ENFRENTA LUCHAS Y PESARES EN SU VIDA

“…En el mundo tendréis aflicción…” (Jn. 16:33)

“Ustedes viven siempre angustiados y preocupados. Vengan a mí, y yo los haré descansar” (Mt. 11:28)

Son situaciones donde la personas sienten la vulnerabilidad y limitación humana. Aparecen grados de ansiedad y sufrimiento.
Las luchas y los pesares de la vida, refieren a situaciones de crisis, por ejemplo; conflicto matrimonial, familiar, diagnóstico de una enfermedad incurable y terminal, etc. También pérdidas, por ejemplo; desastre natural, muerte trágica de un ser querido, desempleo, etc. La persona tiene que lograr vencer sus sentimientos más íntimos de autocondenación por causa de los fracasos y alcanzar amor y aceptación. Por lo tanto, la consejería tiende a ser de apoyo y sostén.

  1. AYUDAR A LA PERSONA A QUE PUEDA ESCOGER EL MEJOR CAMINO

Escucha el consejo y acepta la corrección, para que seas sabio el resto de tus días. Muchos son los planes en el corazón del hombre, mas el consejo del Señor permanecerá. (Pr. 19:20-21)

La meta principal de la consejería es que las personas que reciben ayuda alcancen a tomar decisiones sabias en cuanto a lo moral y espiritual.
Tiene que ver con poder distinguir entre lo bueno y lo malo, lo saludable y lo tóxico. Con la capacidad para escoger lo mejor, o sea, lo que promueve amor, paz, justicia, servicio, solidaridad, etc.

  1. AL MOMENTO DE ACONSEJAR, HACERLO A LA LUZ DE LA PALABRA DE DIOS Y APLICARLA DE MANERA EFICAZ

Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. (He. 4:12)

Nuestro objetivo que debemos tener presente, es el de representar a Cristo con fidelidad y ministrar en su nombre con la gracia y el poder del Espíritu Santo en toda circunstancia. La Palabra de Dios debe guiarnos primeramente a nosotras, para que a la vez, podamos guiar a las personas a vivir dentro de la voluntad del Señor y alcanzar plenitud en la vida.

CONCLUSIÓN

Sugiero a modo de conclusión, dejar una serie de pasos que resultaron de la experiencia personal y de la investigación. Estos pasos sencillos nos pueden orientar en el proceso de acompañar a una persona que atraviesa una situación de crisis

Atender: tratar de captar el problema real y escuchar con empatía. Hasta donde sea posible, tratar de acordar un plan de acción a seguir.

Entender: acompañar asintiendo, haciendo saber a la persona que se le está escuchando, hacer preguntas aclaratorias; aquí la idea es que mediante el diálogo se vaya desenredando el contenido que la persona necesita compartir.

Explicar: sugerir, redondear, instruir, interpretar el mundo de la persona, confrontar y confirmar las posibles soluciones que van surgiendo en el diálogo.

Aplicar: sugerir conductas, fortalecer valores, invitar a la persona a tomar decisiones, aconsejar, compartir la Palabra de Dios y proveer recursos espirituales para su desarrollo personal.

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