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NO CONFUNDAMOS EL AMOR ¿CUÁLES SON LOS PELIGROS?

Todos los seres humanos fuimos creados con la necesidad de amar y ser amados, desde que nacemos establecemos vínculos de apego con las personas más cercanas a nosotros buscando que nuestras necesidades básicas sean satisfechas, también buscamos que esa necesidad de amar y ser amados sea cubierta completamente.

En un mundo caído por el pecado, en el que la imagen y semejanza de nuestro Creador ha sido distorsionada en nosotros, perdemos la capacidad de amar plenamente. Debemos reconocer que muchas veces nos equivocamos definiendo el amor, lo confundimos con emociones o sentimientos, le atribuimos al amor muchas acciones que son equivocadas, porque nuestra capacidad de amar y de reconocerlo depende de nuestro conocimiento de Dios, es decir de nuestra relación con Él.

Sólo Dios a través de su obra en Jesucristo puede restaurar esa capacidad en nuestras vidas, por ello el apóstol Juan dice que “Todo el que ama es un hijo de Dios y conoce a Dios” 1 Juan 4:7 Biblia NTV

17 “Y al vivir en Dios, nuestro amor crece hasta hacerse perfecto.” 1 Juan 4:17ª Biblia NTV

 

Al no satisfacer primero nuestra necesidad de amar y ser amados en Dios, en una relación profunda con él por medio de Jesucristo, es muy fácil confundirnos y caer en el riesgo de vivir diversos peligros, desarrollando relaciones tóxicas como las que a continuación se enumeran.

  1. Relaciones codependientes. En esa necesidad de satisfacer nuestra necesidad de amar y ser amados, corremos el peligro de desarrollar codependencia emocional en nuestras relaciones. El dependiente emocional necesita al otro para que llene el vacío de amor que hay en su vida, y el codependiente genera una “adicción” a la dependencia del otro, es decir, satisface su necesidad sintiéndose necesitado por el ser amado, en los dos casos llegamos a pensar que no podemos vivir sin la persona amada, sea la pareja, los hijos, amigos, etc. Estas relaciones suelen ser muy intensas en sus emociones, pero no es amor, se caracterizan por el control, la manipulación y el chantaje, deteriorando el bienestar integral de los involucrados.
  2. Relaciones violentas. El control y la manipulación de las relaciones codependientes genera tarde o temprano relaciones violentas. La violencia no empieza con los golpes, empieza sutilmente con una manipulación emocional y psicológica que va sometiendo al otro. Como los patrones de violencia y herramientas como el violentómetro lo demuestran, la violencia siempre irá en aumento, llevando de la violencia verbal y psicológica a la violencia física y sexual, e incluso la muerte.
  3. Relaciones pecaminosas. Todas las relaciones donde no hay amor genuino y puro, generan pecado. Depender del “amor” de una persona nos hace idólatras, pues atribuimos a otro nuestro bienestar. La necesidad adictiva de ese “amor” nos domina, pensamos que no podemos vivir sin él, y pecamos cruzando los límites de Dios, para conservarlo a como dé lugar.

Dios nos ama con amor perfecto, quita toda inseguridad y temor, Jn 4:18. Si en nuestra necesidad de amar y ser amados hemos desarrollado relaciones tóxicas podemos hoy orar al Padre y pedirle que nos abrace con ese amor perfecto. Sólo él puede llenar ese vacío en nuestra alma y liberarnos de toda atadura, así como sanar toda herida. Él nos ama y nos enseña a amar en verdad.

Con Amor: Kitzia G. Jiménez Piedra  (Kit Jiménez)

Soy una mujer apasionada por la Presencia de Dios y su Palabra. Desde los 12 años que le entregué mi vida a Jesús y experimenté el perdón de mis pecados, vivo una aventura de fe en la que sigo aprendiendo a amar, a servir mejor y en nuevas formas. Tengo claro que mi propósito en la vida es darle la gloria a Dios con todo lo que soy y hago sin importar las circunstancias.  A pesar de que he experimentado pérdidas y fracasos, se han fortalecido mis convicciones, por lo que he puesto mi confianza en Dios por sobre todas las cosas.  En todo tiempo puedo sonreír y vivir en paz, su amor perfecto me hace fuerte y echa fuera el temor. Amo y disfruto mucho a mis hijos que son la hermosa herencia que Dios me ha dado, verlos adorarle es mi mayor bendición.

 

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