Un día en oración, pregunté a Dios:
«Mi querido Señor, ¿Dime cómo es amar a tu manera?»
Y Él puso ésto que sigue en mi espíritu; fue un literal dictado lo que a mi mente llegó…

Me dijo… «Amas cuando me miras a mi y así caminas,

cuando lees mi Palabra y la realizas.

Amas, cuando ves a tu hermano equivocarse y lo vuelves a mi, sin ofenderlo.

Amas, cuando al pobre revistes de importancia,

cuando cual a Lázaro le dices: «Levántate y anda.»

Amas, si tienes un hogar y a mi me entronas.

Si eres cabeza en él…mi sacerdote e induces a tu esposa en mis caminos.

Si a tus hijos les das mis reglamentos.

Si en tu vida florece mi paz, mi aliento.

Amas, cuando no temes a la ley, porque la cumples.

Amas cuando puedes aceptar que te equivocas,

cuando recibes humilde, quedamente la llamada de atención de ese tu hermano.

Amas, cuando compartes todo lo que tienes,

cuando realizas, que todo te fue dado,

que no eres dueña…solo mayordomo.

Que cual canal te necesito limpia, para que pueda fluir a travez tuyo,

el caudal de amor que les destino.

Amas cuando te ofenden porque eres cristiana

y tu yo no se yergue bravo, altivo.

Amas cuando te nutres solo de mi savia… y una sonrisa, corona es a tus labios.»

¡Infinitas gracias mi Señor Amado!

Por Aurelia Snaidero