Desde el punto de vista bíblico, las mujeres han andado un largo camino. Desde la creación la mujer fue un diseño especial de Dios. Después de pecar en el Jardín del Edén, tanto el hombre como la mujer perdieron muchos beneficios, convirtiéndose en seres autosuficientes y en constante disputa por conquistar el lugar de mando, a tal grado que a la mujer se le dijo que ella debe estar sujeta a su marido (…y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti) Génesis 3:16b. Por tal razón, en el Antiguo Testamento, por ejemplo, el modelo patriarcal miraba a la mujer en segundo plano es decir en el que la mujer se entiende como sujeto de categoría inferior al varón y en el que sus posibilidades de crecimiento, de participación social y eclesial se ven coartadas o mermadas.
No obstante, en el Nuevo Testamento primordialmente en los evangelios, Dios muestra, en la persona de Jesús, su cariño especial por los pobres y excluidos de este mundo entre los cuales se encuentran las mujeres. Relatando cómo Jesucristo les devuelve la integridad a muchas mujeres, como aquella que en un acto de adoración enjuagó sus pies con perfume y con sus lágrimas; cómo tiene contacto con las mujeres que han estado calladas y encerradas en el anonimato; ya que en Él, ellas encuentran su propia manera de servir al Señor. Entonces, se podría afirmar que en los evangelios, Jesús es la buena noticia de Dios para las mujeres. Debido a que el Maestro les da la paz que su alma anhela liberándolas de sus verdugos y enfermedades.
Es decir, que a las mujeres se les respetaba dentro del arreglo hecho por Dios y es que las mujeres tenemos una gran dicha, puesto que Dios no hace diferencia por edad, sexo o condición. Ya que Él es más que suficiente para llenar las aspiraciones de una mujer soltera, casada o viuda, de las jóvenes o las mayores.
De acuerdo a ello, el octavo libro de la Biblia relata una historia muy peculiar donde se percibe el favor de Dios en cuanto a la mujer y es el libro que lleva el nombre de la protagonista de dicha historia; Rut. El escritor Wénin comenta que: el pequeño libro de Rut no es de los más leídos y, sin embargo, esta historia de amor de una abuela de David (y de Jesús) no deja de maravillar a sus lectores por su encanto, su sensibilidad y su riqueza humana. Su autor, un gran escritor anónimo, es un buen conocedor de la psicología femenina. Es también un teólogo original que sabe expresar sus convicciones y sus preguntas bajo la forma de un magnífico relato. Lleva al lector a sorprenderse, a interrogarse y a descubrir cómo Dios actúa en nuestras vidas a través de nuestra libertad. (Wénin, 2000, pág. 02)
Se considera que esta pequeña historia relatada en 4 capítulos, tiene un lugar especial en la Biblia, puesto que hace énfasis del amor de Dios por su pueblo a través de una mujer, quien más adelante se convertiría en la bisabuela del Salvador del mundo. Dios no miró la condición de esta mujer, para utilizarla como vaso frágil en sus manos, al igual que en este siglo Dios puede y quiere elegir a las mujeres para que lleven a cabo su propósito en esta tierra, y que se desarrollen integralmente en la sociedad que les ha tocado vivir.
Con gran aprecio su amiga y pastora Heidy Murillo, servidora de Cristo desde mi niñez, a lo largo de mi vida sirviendo he descubierto cómo Dios tiene un plan especial para la vida de sus hijos y hasta el día de hoy el plan para la mía se ha hecho efectivo, puesto que no sólo se ha cumplido sino que se continua perfeccionando; estoy convencida que al igual lo hará en ti.