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Amar y obedecer

Como padres deseamos lo mejor para nuestros hijos; la mejor escuela, los mejores amigos , la mejor ropa , queremos que ellos aprendan a tocar el instrumento musical que nosotros no pudimos aprender , que aprendan más de un idioma, nos esforzamos en descubrir sus talentos y que los desarrollen para tener mejores oportunidades de estudio y trabajo , y algunos se atreven a repetir una y otra vez yo quiero que ellos tengan lo que yo no tuve .

Y no está mal que amemos y deseemos lo mejor para nuestros hijos es más creo que así debe ser, el problemas es definir la frase “Cual es lo mejor para mi hijo “.

El problema está en que nos esmeramos en ellos alcancen lo mejor de este mundo, educación, valores morales, un buen trabajo, invertimos tiempo en ellos trabajando horas extras para que no les falte nada, estamos pendientes de vayan bien en sus clases y que tengan todo lo necesario, eso está bien pero no es lo mejor.

Como padres cristianos muchas veces delegamos a la Iglesia la responsabilidad Espiritual que como padres Dios no ha encomendado y es ensenarles a amarlo y obedecerlo, le delegamos este trabajo al pastor y maestro de Escuela dominical y muchas veces hasta culpamos al maestro de discipulado de no hacer bien su trabajo porque nuestros hijos, no quieren ir o involucrarse en las actividades de la Iglesia.

En Deuteronomio 6:1-9 leemos

“Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová vuestro Dios mandó que os enseñase, para que los pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis vosotros para tomarla;

para que temas a Jehová tu Dios, guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando, tú, tu hijo, y el hijo de tu hijo, todos los días de tu vida, para que tus días sean prolongados.

Oye, pues, oh Israel, y cuida de ponerlos por obra, para que te vaya bien en la tierra que fluye leche y miel, y os multipliquéis, como te ha dicho Jehová el Dios de tus padres.

Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.

Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.

Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;

y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.

Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos;

y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.”

 

Es el segundo discurso de Moisés. La generación que había escuchado la lectura original de la ley en el Monte Sinaí, había muerto. En este discurso, Moisés reiteró e interpretó la ley a esta nueva generación que estaba dispuesta a entrar en la tierra prometida, a la luz de sus cuarenta años de experiencia en el desierto.

En este discurso encontramos 2 de las cosas que no son encomendadas como padres, Amar y Obedecer a Dios y no solo esto sino que las transmitamos a nuestros hijos , el problema como padres cristianos es que muchas veces fallamos en la transmisión de estas y se lo delegamos a alguien más , nos conformamos con lo que ellos puedan recibir a través de programas de la iglesia o simplemente nos conformamos con que asistan cada domingo a la iglesia .

La pregunta es que tanto nos estamos esforzando para que nuestros hijos sean médicos, abogados, maestros y que tanto nos estamos esforzando para que amen y obedezcan al Señor a tal grado que deseen ser predicadores, misioneros, maestros.

Nos esforzamos porque ellos tengan una relación personal cada día con el Señor o solo nos conformamos con que oren por los alimentos.

Recuerdo que cuando nacieron mis hijos e iniciaron la etapa escolar y podían leer por si solos deseaba que ellos amaran leer la Palabra pudiera tener esa relación con el Señor a través de la lectura de la Palabra , y recuerdo que un día buscando un libro en la librería cristiana encontré un devocional para niños de lectura diaria de la Palabra y lo compre y a partir de allí inicio una disciplina diaria de leer la Palabra por si mismo, cada año buscamos un devocional nuevo hoy en día son unos jóvenes y mantienen esa disciplina propia y muchas veces compartimos lo que Dios ha hablado a nuestra vidas a través de la Palabra .

Debemos esforzarnos como padres en ser ejemplo de nuestro amor y obediencia al Señor y proveerles las herramientas en casa que les ayuden acercarse al Señor, invirtamos nuestro tiempo y recursos en lo bueno pero mayormente en lo mejor que es amar y obedecer al Señor.

Concluyo con esta promesa: “Instruye al niño en su camino y aun cuando fuere viejo no se apartara de el“ Proverbios 22:6

Dra. Tirza León

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