“NECESITAMOS FORTALECER NUESTRO PACTO MATRIMONIAL PORQUE el futuro de NUESTRA FAMILIA esta en juego”
CREACIÓN DEL MATRIMONIO
Génesis 2:22 / 2:23-24
El matrimonio lo constituye un hombre y una mujer, fuera de eso no es matrimonio.
El primer matrimonio fue conformado por un varón y una mujer, Adán (XY) y Eva (XX).
Ellos no se escogieron de entre varias personas en la Tierra. Ni ellos mismos planearon su boda. Quien dio origen a esa unión fue Dios.
El plan divino en la institución del matrimonio consistió en crear a un varón primero luego a una mujer creada del cuerpo del varón y proceder luego a presentársela para que posteriormente el varón la aceptara y la reconociera como parte suya y llegaran a ser una sola carne.
El planeó cada detalle del encuentro entre Adán y Eva y les dio 3 principios muy importantes para poder vivir con satisfacción y plenitud.
Estos mismos principios siguen vigentes y nos permiten tomar las decisiones para que nuestro matrimonio crezca, desarrolle y de fruto.
Que más fortaleza y seguridad pudiera tener un matrimonio sino en la roca que es Cristo el Señor. Aprender sus preceptos y bendiciones a favor de la pareja trae una nueva estructura de familia. Lo que aprendimos de nuestros padres es muy importante de hecho es la primera materia prima que utilizamos para construir nuestra vida matrimonial pero ahora es necesario que revisemos qué traemos al matrimonio, qué traigo yo como persona y juntos venir al consejo de la Palabra y al poder del Espíritu Santo para que éstos den forma a nuestra nueva persona como esposa o esposo. La comunicación será mejorada, la calidez del trato también, las metas serán más del Reino y nuestros hijos por lo tanto disfrutarán de un ambiente lleno de la Presencia del Señor.
- En Génesis 2:24 están estos 3 PRINCIPIOS PARA DISFRUTAR A PLENITUD EL MATRIMONIO.
“Por tanto, el hombre dejará a su padre y a su
madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. Y andaban desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban” Génesis 2:24-25
Es muy importante que analicemos si nuestras circunstancias o problemas matrimoniales tienen que ver con algún PRINCIPIO que no hemos considerado o que hemos quebrantado. Para que crezca, desarrolle y de fruto
PRINCIPIO #1: “DEJARÁ”
“el hombre dejará a su padre y a su madre”. Es necesario que el varón y a mujer se independicen de la casa de sus padres en lo emocional, económico, espiritual y geográficamente no vivan en la misma casa. No puede haber dos reinos bajo el mismo techo, o sea vivir como hijo cuando ya es un esposo y que la esposa esté bajo el liderazgo de los suegros.
Es necesario que el varón y/o la mujer juntos generen el sustento económico para formar la nueva familia (su propio reino). Podrán solicitar consejo cada vez que consideren necesitarlo, pero no estarán bajo el control de sus padres.
Hay una influencia muy poderosa que impide que el varón cumpla con este principio:
El Matriarcado: Es una peligrosa disfunción de la maternidad muy común y aceptada en nuestra cultura. La madre no deja que el hijo madure e independice física y emocionalmente. Por ejemplo, el joven marido tiende a acceder a los chantajes de su madre estableciendo un control en él y por supuesto el intervencionismo en su nueva vida matrimonial, por ejemplo: ella usualmente finge una enfermedad, hace llamadas constantes, comentarios juiciosos y partidistas, pide que se queden a vivir en su casa, compara a la esposa con ella, etc.. Produce división en el matrimonio, sentimiento de culpa por pasar poco tiempo con su madre y de la forma que ella demanda. Con esto, la madre produce un hijo inseguro e irresponsable.
Puede ser un Matriarcado pasivo o puede ser activo.
A). El tipo pasivo Ella es sumisa y callada, pero controla el ambiente de casa dándole a los hijos la responsabilidad o la carga de tener que controlar el carácter del padre, de salir en defensa por ella y que los hijos no consideren irse de casa porque ella es incapaz de valerse por sí misma.
- B) El activo es cuando la madre hace, dice, promueve que el hijo siempre esté dependiendo de ella. Ella continúa “como la mano que mece la cuna” haciendo cosas o detalles para que el hijo siempre esté cerca de ella y por lo tanto lejos de la esposa.
Si la madre está casada, ella en este formato de MATRIARCADO pretende tomar la autoridad del esposo en la familia. Subaja a su marido y hasta lo exhibe públicamente. Y de esta manera rompe con la primera instrucción de la mujer respecto del trato para con su marido. Efesios 5:22 “que respete a su propio marido”
Existe una gran diferencia entre maternidad y matriarcado: maternidad es heroísmo y matriarcado es egoísmo.
PRINCIPIO #2: SE UNIRÁ
“y se unirá a su mujer”.
El hombre se unirá en compromiso con una sola mujer, es decir se establece, una relación heterosexual y monógama.
Dios planeó que hubiera fidelidad de parte del varón y también de la mujer. Que no tuvieran varias relaciones sentimentales ni relaciones sexuales ocasionales. Aunque en la biblia leemos que varios de los hombres de Dios tenían varias mujeres, el Señor no aprobó la infidelidad, el adulterio, la fornicación, la bigamia, homosexualidad, matrimonio bisexual o igualitario. Siempre resultarán graves consecuencias por estas infracciones de la ley y propósito de Dios.
Hay un pecado muy grande y común en nuestra sociedad que impide que el hombre cumpla este SEGUNDO PRINCIPIO matrimonial que consiste en UNIRSE a su mujer: EL MACHISMO.
- El MACHISMO se fundamenta en un sentimiento de superioridad y en especial contra la mujer. Implica una conducta que ejerce violencia en contra de ella, subajándola y ejerciendo control sobre ella. No admite que la mujer es igualmente valiosa y digna de respeto.
El Machismo puede ser pasivo o activo.
A). El pasivo se ejerce cuando el hombre asume una actitud desinteresada, o una actitud ausente de la dinámica familiar, es irresponsable y deja la carga familiar a la mujer.
B). El activo, es cuando toma acciones violentas psicológicas, económicas, verbales, o también físicas.
Sin la igualdad de dignidad, valor y aportación entre el hombre y la mujer, la verdadera unión matrimonial, se pone en riesgo. No se puede generar la común-ión e intimidad en desigualdad. Cuando fuimos hechos el uno para el otro, de eso se trató la ayuda idónea, una que fue tomada de él, de la misma estirpe, diferente de los animales y los vegetales.
NECESITAMOS MATRIMONIOS que trabajen a favor de otros matrimonios porque ya aprendieron que el matrimonio se construye y necesita a veces de apoyo.
Por eso Dios ordena que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos como reflejo de nuestro amor por él, este es EL SEGUNDO GRAN MANDAMIENTO que se aplica al matrimonio, donde tenemos el prójimo más próximo (Efesios 5:25-29). El MACHISMO quebranta ESTE MANDAMIENTO porque se requiere que el hombre ame a su mujer como así mismo, o sea que trate a la mujer con dignidad y la valorice al mismo nivel que él, pero en cambio hay maltratos verbales, físicos, psicológicos y por supuesto emocionales contra la mujer y los hijos, y también puede llegar al adulterio., Hebreos 13:4.
LA SOLEDAD Y EL SENTIRSE NO AMADA O NO DESEADA. –
La mujer fue formada con la necesidad de dar amor y recibir amor. Ser AYUDA IDONEA
PRINCIPIO #3. SERÁN
“ y serán una sola carne”.
Ser una sola carne es el propósito de la unión matrimonial.
En el matrimonio el vínculo entre el hombre y la mujer permite disfrutar el amor pleno y profundo que satisfaga a cada uno de ellos. La soledad no tiene lugar en el matrimonio, la insatisfacción tampoco y mucho menos el maltrato o el abuso. Estos son enemigos del matrimonio como la cizaña lo es al buen trigo.
La relación matrimonial existe por amor.
El “ser una sola carne” trae al hombre y a la mujer la oportunidad de compartirse ellos mismos, y ser compañeros para toda la vida.
Que sus intereses me interesen, que su bienestar me importe, que me disponga a ser un instrumento de Dios para manifestar Su amor por él o ella cada día.
Es cubrirlo y pelear por su bendición. Que si mi esposo fracasa yo también lo sufro. Si uno pierde entonces los dos pierden. Si uno gana entonces los dos ganan porque ya “no son más dos sino una sola carne”.
No fue un acto ceremonioso, ni una fiesta ni un papel lo que unió a la pareja. Fue Dios quien lo hizo. Lo que hacemos como seres humanos es establecer reglas sociales y religiosas para confirmar el PACTO DE AMOR que deseamos vivir como matrimonio.
Jesús lo señaló en Mateo 19:6 “así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre”.
- LA INTIMIDAD SEXUAL ES FUNDAMENTAL PARA LLEGAR A SER UNA SOLA CARNE.
“Adán y su mujer andaban desnudos y no se avergonzaban”, esto sucedía antes de la entrada del pecado. Génesis 2:25. Y ya que entró el pecado, esta bella pareja se avergonzaba de estar desnuda.
Por lo que podemos descubrir que el pecado en cada persona provoca la ruptura de esa confianza e intimad de la pareja como Dios lo planeó. También sucede lo mismo en nuestros matrimonios.
Necesitamos entregarnos por completo, vencer las barreras personales y de trato, renunciar a formas pecaminosas de actuar y de pensar contra nosotras y contra nuestro cónyuge. Mantenemos tabúes que dañan la relación sexual, y también experiencias del pasado aún vivas en nuestra intimidad sexual.
Es tan importante en el ser humano las relaciones sexuales que a cada cónyuge en el matrimonio se les ordena que “cumplan con su deber conyugal”, esto lo encontramos en 1ª. Corintios 7:3-5.
Para ello se necesita aceptar que:
- El hombre y mujer pueden cometer fornicación y/o adulterio a causa de no tener su propio cónyuge; la mujer su marido y el varón su propia mujer.
- Que el matrimonio es un lugar seguro para satisfacción sexual.
- No nos pertenecemos a nosotros mismos. Mi cuerpo está para complacer a mi cónyuge y el cuerpo de mi cónyuge para complacerme.
- No debemos de negarnos en la relación sexual por ningún motivo. Sólo por común acuerdo de ambos cónyuges, pero por poco tiempo.
- Podemos dar lugar al diablo si no cumplimos el deber conyugal. Al no satisfacer al esposo éste correrá el riesgo de buscar en otra mujer lo que no obtuvo en casa y también la mujer está en esa situación.
Hermana, no se quede con los brazos cruzados anhelando una relación íntima más plena. No se conforme con migajas. La relación sexual en el matrimonio y entre adultos no tiene un tope de edad.
- LA HOMOSEXUALIDAD, LESBIANISMO. Con la homosexualidad el hombre está rechazando a la mujer. Prefiriendo a un hombre como su ayuda idónea.
Otras preferencias sexuales y el adulterio son muy DAÑINOS. No pueden ser una sola carne los esposos porque sus cuerpos los han entregado a otra persona a parte de su cónyuge. Algunas consecuencias pueden ser al faltar al pacto matrimonial: el sentimiento de utilitarismo, la denigración del valor e identidad como mujer en caso de la esposa y como esposo en el caso del varón.
Proliferan las enfermedades de transmisión sexual porque se tienen varias parejas sexuales.
- EL MATRIMONIO REPRESENTA EL AMOR DE DIOS POR LA HUMANIDAD
La relación matrimonial tiene un significado mucho más profundo de lo que hasta aquí hemos entendido y tal vez algunas hemos experimentado.
Como matrimonio representamos lo que Cristo quiere que vivamos como gente que recibe amor y da amor. La dinámica entre los cónyuges debe de ser guiada por el amor, entrega, sacrificio, sometimiento y respeto.
La relación matrimonial tiene el privilegio de representar la relación de Cristo con la Iglesia en el mundo. “Somos la Iglesia, la Esposa del Cordero”
La dinámica de amor y entrega es bien visualizada con el acto de amor y entrega sacrificial que tiene el hombre con su mujer.
El respeto y sujeción de la mujer para con el marido representa el respeto y sujeción de la Iglesia para con Cristo. Pablo señala esta verdad en la carta a los Efesios 5:21-33.
Manifestamos el amor que tenemos a Cristo, Manifestamos el respeto que tenemos a Cristo, Manifestamos la entrega que tenemos a Cristo, cuando yo trato a mi cónyuge a ese nivel.
NO debemos vivir de manera equivocada en la relación matrimonial como si no conociéramos a Dios, como si no hubiéramos sido lavados con la sangre del Cordero, andando con engaño, lascivia, fornicación, adulterio, maledicencia, etc.
En el matrimonio manifestamos el carácter de Cristo en nosotras.
Vertimos en el esposo todo el amor y cuidado que Dios le envía para que su fe aumente y crezca como un hombre de Dios.
- MUJERES CREYENTES CON MARIDO NO CREYENTE
En el caso de las mujeres con un marido inconverso les motivo a que sigan adelante, matrimonio es santo porque usted santifica a su marido, esto es lo que dice las Escrituras en 1ª. Corintios 7:12-16.
Usted honra a Dios cuando se sujeta a su propio marido. Y busque que con su testimonio su marido se acerque a Dios y de el paso de fe.
He encontrado serias confusiones en mujeres cristianas que están casadas con hombres no creyentes por lo que:
- Le recuerdo que usted conoció a Cristo ya casada y si él desea continuar con usted después de su decisión por Cristo, entonces usted continúe en paz dando buen testimonio.
- No se desespere, no lo critique no lo acuse con Dios. Usted también estaba en la oscuridad espiritual, usted no es más que él. Ore hasta que su esposo reciba a Cristo. El Señor es fiel.
- Ore, ore, ore, bendígalo hágale saber que tiene una mujer que pelea espiritualmente por él.
- Resuelva sus problemas matrimoniales no los esconda ni los maquille. Busca primero consejería personal y luego matrimonial. También pide ser visitada en tu hogar para que oren por ti y tu esposo.
- Escoja cuáles actividades de la iglesia puede asistir, no debe de descuidar su familia.
- Acompaña a tu marido cuando vaya con su familia. Ora por ellos si disciernes que algo no está bien. Recuerda que tú también tienes familia y necesitas que él te acompañe
- Verifica si has dejado de cumplir tu “deber conyugal”. Esto es muy delicado porque he descubierto que Satanás se ha aprovechado de esto y ha engañado a muchos maridos no creyentes haciéndoles creer que Cristo y la iglesia es quien promueve tu desapego y tu falta de cariño para con él. Cuando esto sucede, los maridos no quieren acudir a la iglesia porque creen que también Cristo les quitó a su mujer en la alcoba.
- Así es que arregla tus asuntos con tu esposo para que tu tiempo en la alcoba no se vea afectado y no sea un obstáculo en la conversión de él.
- SUGERENCIASPARA FORTALECER LA RELACION MATRIMONIAL
- Tener la convicción de que el matrimonio es instituido por Dios. No es una idea humana.
- Tener la seguridad de que Dios está respaldando a todo matrimonio. No están solos.
- Oren juntos. Sean los mejores compañeros de oración que puedan tener.
- Tratarse con igual dignidad. No depende del estrato económico, nivel educativo, posición ministerial, raza, etc. la dignidad es por ser CREACIÓN DE DIOS Y AMBOS POSEEN LA IMAGEN DE DIOS.
- Rechace toda carnalidad como el egoísmo, la individualidad, rencor, venganza, etc.
- Utiliza diariamente estas frases cariñosas: “te amo”, “perdóname”, “en qué te puedo ayudar”, “estoy enamorada de ti”, “te perdono”
- Pasen tiempos juntos.
- Tórnense en hacer lo que a cada uno le gusta. A veces no es lo que le gusta al otro pero es un momento de ser el compañera, la amiga de nuestro cónyuge.
- Promueve reuniones con matrimonios cristianos.
- Pidan consejería, a veces el consejo de una tercera persona nos despeja, nos ayuda a ver las cosas desde otra perspectiva.
- Promueve y asiste a reuniones de enriquecimiento matrimonial.
- Promuevan charlas prematrimoniales, nuestros jóvenes lo necesitan.
CONCLUSIÓN
En este siglo 21 necesitamos matrimonios sólidos, fuertes y unidos por el amor de Dios, el respeto y honra mutua.
Que se atrevan a decir no al adulterio. Decir si a la fidelidad conyugal.
El matrimonio se construye y se cultiva durante toda la vida. Se vuelve nuestro tesoro, baluarte y protección. Eso es lo interesante. Pidamos paciencia al Señor para disfrutarlo y crecer en él.
Tomar el compromiso de ser un matrimonio que de ejemplo a apoyo a los nuevos matrimonios que se están formando.
Que seamos honestas y nos presentemos al Señor para que él nos transforme en alguna área de nuestra vida personal que está afectando la relación matrimonial. .
Que seamos honesta también si somos una suegra matriarcal que controla a los hijos y toma el lugar de su propio marido. O si hemos cruzado la línea y hemos invadido el matrimonio de algunos de nuestros hijos e hijas.
Perdonar las veces que sean necesarias a nuestros padres si no nos dieron el mejor ejemplo a seguir o si nuestros suegros lastimaron con sus actitudes, acciones nuestro corazón y/o matrimonio.
La mujer cristiana debe de ser la esposa más cariñosa, creativa y atenta que exista en el planeta.
Yoli de Menéndez
Directora del Ministerio de la Mujer Región México-Cuba